Decíamos el lunes lo mucho que nos gusta la filosofía del reciclar, de hacer que las cosas tengan varias vidas y, en todos los ámbitos: ropa, complementos, decoración, etc...
Hoy le toca a una botella de zumo Granini, con su forma característica, que ha encontrado su particular resurrección en... ¡un florero!
Sí, una botella destinada a la papelera, el destino (y El Taller de los Viernes) le ha reservado otra oportunidad como florero ¿Cómo? Adornando el cuello con una cuerda rústica fina y dos versiones decorativas para alegrarla:
con una flor de fieltro en tonos morados
y con una cuenta de cristal como final del lazo
¿Qué os parece?
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